Al proponérseme hablar del Tauhid, la unicidad divina, lo primero que me vino en mente fue mi total incapacidad para abordar esta asunto tan
profundo y difícil de tratar, que en realidad es la razón de ser de la existencia, y me vinieron a la mente las palabras que abren el ‘Libro del Tao:
El tao que puede ser expresado no es el verdadero tao
El nombre que se le puede dar no es el su verdadero nombre
Sin nombre es el principio del universo
Y con nombre es la madre de todas las cosas
Desde el no ser comprendemos su esencia
Y desde el ser sólo vemos su apariencia
Ambas cosas, ser y no ser, tienen el mismo origen aunque distinto nombre
Su identidad es el misterio y en este misterio se halla la puerta de toda maravilla.
Para abordar tan difícil tarea voy a remitirme a las palabras de Allah con la esperanza de que sean una guía luminosa que nos alumbren en este camino.
Dice Allah, Enaltecido y Majestuoso, en la sura ‘Ijlas’, de la cual dijo el noble Mensajero, que Allah le bendiga y le de una paz completa, que es un tercio del Corán:
Di El Allah es uno. Allah es rico en si mismo.
No engendra ni ha sido engendrado
Y no hay nada que se le asemeje
Como introducción al tema utilizaremos las palabras del gnóstico de Allah, Shaij Muhammad ibn al Habib:
“Las características de Mi esencia estaban ocultas y se manifestaron en las trazas de la existencia.”
Si hablamos de la unicidad esencial, no podemos hacer más que permanecer mudos ante la impenetrabilidad de la esencia, de hecho el Mensajero de Allah, sobre él paz y bendiciones, dijo que no tratásemos de comprender la esencia divina sino que conociésemos a Allah mediante Sus atributos, es decir Su manifestación.
Ahora volvemos a la sura Ijlas (La pureza, sinceridad). Lo primero que Allah dice es “di” en imperativo, ello implica la presencia del que en árabe se llama “mutakalim” el hablante, ‘ana’, yo, el pronombre de presencia que se dirige a ‘al mujatab’ aquel al que se dirige la locución. Aquí ya aparece la dualidad que es el origen de la multiplicidad. Luego dice: “Él, Allah, es uno”, aquí aparece “El” lo que en árabe se denomina ‘Al gaib’ el ausente, es la misma palabra que indica el no visto, de hecho el ausente no se ve. Hemos visto en esta sura, que Él nos habla en primera persona, que denota presencia, y que se dirige a su creación, lo que denota separación; y nos habla de si mismo con el pronombre de ausencia. Yo, presencia. Tu, separación. La creación no es el Creador: “Di Él, Allah, es uno”, desde la separación la realidad de Allah es que es “Él” el ausente en la separación, desconectado de la situación. Este es uno de los elementos para la comprensión del tawhid, es lo que llamamos “tanzih” es decir que Allah está desconectado de la creación, no está ilimitado por ella, como dice en la aleya del trono:
“El escabel de su trono abarca los cielos y la tierra y no le causa fatiga mantenerlos”.
Su siguiente afirmación aclara este punto: “Allahu samad” Allah es rico en si mismo, está libre de necesidades. Todo lo que no es Él está sujeto a necesidades. Lo siguiente que nos ordena declara es: “ No engendra ni es engendrado”, su creación no es engendrada, no es independiente de Él y Él no es engendrado, no hay generación, no hay dos, no hay existencia aparte de Su existencia ni acción aparte de Su acto.Dice el gnóstico de Allah Shaij Muhammad ibn al Habib:
“No hay acto ni existencia de otro que Allah entre los grandes”
Es el Primero sin principio y el Último sin final. Luego Allah, enaltecido y Majestuoso, reafirma la declaración de no asociación con las formas diciendo: “Y no hay nadie que se le parezca”, pues Allah está libre de toda limitación que el intelecto puede atribuirle, como dice Ibn abi Zaid en su famosa risala:
“La realidad de sus atributos es indescriptible y Su esencia va más allá del pensamiento”.
Y Él es uno en su esencia Su atributo y Su acto. Esta, la sura Al Ijlas -por cierto, sura significa forma- es la forma más pura que Allah nos ha revelado para aproximarnos, desde la realidad de la diversidad, a la realidad de su unidad.
Hemos visto en esta sura que nos habla en primera persona , que denota presencia, se dirige a su creación que denota separación y nos habla de sí mismo con el pronombre de ausencia; estos son los tres elementos de que disponemos pera aproximarnos a la realidad de que Él es el Único y no hay existencia fuera de Su existencia ni acto fuera de Su acto.
Para andar este camino disponemos de dos elementos que son tanzih (desconexión) y tashbih (similitud). La afirmación de uno de ellos sin el otro nos hace incurrir en un error que no nos permitirá alcanzar nuestro objetivo. Afirmar que Allah esta desconectado de la creación implica darle realidad a la creación por si misma y esto es shirk (asociacionismo). Su desconexión de la creación es en el sentido que así como la creación está sujeta a limites y cambios, al tiempo y al espacio, Allah no lo está. Los limites y cambios son parte de su creación así, como el tiempo y el espacio. Todo ello es lo que denominamos “hadiz” acontecimientos como opuesto a Allah, que es “qadim”, eterno, inmutable, anterior al acontecimiento.
Nos estamos moviendo en el reino de la multiplicidad que es el medio que Allah nos ha dado para llegar a la presencia de la unidad, o sea a la afirmación de ‘La ilaha il-la Allah‘, no hay más dios que Allah. Ahora bien lo que nos permitirá realizar la realidad de esta afirmación es la segunda parte de la shahada, ‘Muhammad rasulullah‘, de la misma manera que sin la multiplicidad no podríamos alcanzar la unidad, esto lo expresa de manera magistral el gran wali de occidente Shaij Abdus Salam ibn Mashish en su celebre dua: “Si no fuese por los medios se nos habría escapado el objetivo”. Ahí entra el segundo elemento que nos ayudara a ello, tashbih (similitud). Este elemento sin el tanzih lleva a atribuir divinidad a la criatura y esto es panteísmo o antropomorfismo lejanos del tawhid. En la diversidad y a través de los opuestos, bien por su similitud a los atributos divinos como, poder existencia, voluntad, conocimiento, vista oído y palabra, nos dan una indicación acerca de Allah, teniendo siempre presente que nosotros percibimos estos elementos dentro de la limitación, mientras que en Allah no están sujetos a límites. Bien por ser sus opuestos, inexistencia, incapacidad, ignorancia etc, atributos exclusivos de la criatura, nos muestran la diferencia entre Allah y su creación. Así no existe nada aparte de Allah pero no hay que confundir a la creación con el creador. El Señor es el Señor y el siervo es el siervo. Dice el gnóstico de Allah Shaij Muhammad ibn al Habib:
Y presencia con tu visión interna Su tawhid
Y la diferenciación es Su camino no lo olvides.
Autor: Muhammad Rafiq Pallarés Fuente: www.islamhoy.com